Combina sabiamente tradición y modernidad. Los muros de piedra contribuyen a su integración con el entorno natural y la tradición constructiva local, mientras que su cubierta de aluminio a una vertiente refleja los cambios cromáticos del cielo pirenaico.
El templo, con su planta en forma de abanico, presenta en su fachada principal un muro de sinuoso trazado evocando simbólicamente la concha del peregrino, que recorre el Camino de Santiago ante sus puertas, y reflejando un profundo conocimiento de la obra de Antonio Gaudí. El conjunto se completa con el despacho, archivo, salón de actos y vivienda del párroco.
Una austeridad decorativa que al interior convierte a la luz en protagonista, marcando un eje principal dirigido hacia el altar ligeramente desplazado en diagonal, con el propósito de proporcionar una sensación de mayor profundidad. Un Cristo crucificado del siglo XVI, procedente de la antigua iglesia parroquial de San Miguel de Tiermas (Zaragoza), preside la asamblea eucarística desde el testero, aunque Fisac también diseñó la mesa de altar, la sede, el ambón, la base del sagrario, la pila bautismal, las dos pilas de agua bendita, el paragüero y la columna sobre la que se asienta una imagen de la Virgen del Pilar del siglo XVIII.
Fisac, que veraneaba en Canfranc en una casita que él mismo construyó, fue galardonado en 2003 con el Premio Nacional de Arquitectura y es Hijo Adoptivo de la Villa, donde compartió muchos momentos especiales con su esposa, Ana María Badell.